martes, 27 de diciembre de 2011

Así quedó mi amor

Como marchitadas flores de colores de tristeza

Vivo tantos años atormentado por el pasado

Muy cerca del más allá vivo perdido en el camino.

Mis soñadas esperanzas convertidas en blanco

Así vivo acongojado por mis sueños extraviados

Inmaduro e inexperto fui al no amarte tan pronto

¿De qué me sirvieron mis sueños de haberte amado tanto?

De joven, ni viejo gozaré ese aroma de tus labios.

¡Cómo me quema el alma ese fuego frío de volver a amarte!

Un cortinaje de sal y pesadilla ahora cubre mis sueños.

Yo quisiera cantarte de nuevo con mis enrojecidos labios.

Para así poner fin a mis sueños no comprendidos.

El fin de los pobres

JUAN CHAVEZ LA SERNA

Para el pobre, las palabras no tienen significado real por eso imitan simplemente

Los pobres no pueden alterar el significado de una palabra razonablemente.

Por eso a los ricos no les interesa enseñar a los pobres.

El rico es casi inmortal, es todo poder.

El pobre está muerto en vida, solo existe.

Los vestidos de los pobres, o son muy largos o son cortos porque nunca lo compran.

Un pobre jamás tocará un violín, sólo la quena o el sicu por que su vida es llorar como el sonido de estos.

Los pobres no pasean, deambulan simplemente de una lado a otro.

Ser pobre es como un hueso de pez de río seco.

El pobre no baila, se arrastra simplemente.

El pobre no canta, sólo gime.

Para los pobres, saludar es como hincarse en el suelo ante los ricos.

Cuando el pobre se fotografía, su único orgullo es salir tieso como un tronco.

Ser pobre es ser, nada, pero sirve para algo, como el arroyo cuando ya no hay lágrimas.

El pobre se enreda al hablar y tiembla al escribir, porque finalmente sus manos débiles al agarrar el lápiz a veces se desliza sin vida hasta el suelo.

...............

Pero el que tiene fe en Dios y en sí mismo, no necesita tener riquezas para alcanzar la paz y la felicidad eterna, ya que, finalmente todos por igual, estaremos en el mismo espacio de tierra otorgado para el destino final.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Nunca

Nunca dejé de pensarte, de sentirte. Nunca borré de mi memoria aquel momento que pude responder tantas preguntas, aquel momento en el que tú vestida de rosa estabas sentada sobre aquella roca.
Ya pasó un tiempo, cada uno vivió lo que tenía que vivir, lloró lo que tenía que llorar, rió lo que tenía que reír, y sigo creyendo firmemente que eres la mujer para mi.
Parece que nuestros caminos van en diferente dirección, y que la vida se empreñó en no darnos ninguna oportunidad para volver a estar juntos.
Estaré lejos un tiempo, pero voy a volver por ti, si es que Dios así lo permite, si no te marchas al infinito y si en el atardecer de mi vida no cambio de camino, voy a volver para que bailes definitivamente en el escenario de mi corazón.
Mi niña, te reconocí y no me quedó otra que rendirme de nuevo ante ti. Te confieso que puedo vivir sin ti, pero quiero vivir a tu lado; que puedo recorrer el mundo sin ti, pero quiero recorrerlo contigo; que puedo alcanzar lo más alto sin ti, pero quiero alcanzarlo contigo.
Algo me dice que tú piensas y sientes lo mismo. Hasta pronto M.V.M.
José Carlos Acosta Mercado

miércoles, 21 de diciembre de 2011

El árbol

Bajo su sombra me cobijo, como si fuera su hijo y es como si fuera mi hermano. ¡Por que me tiende la mano!
Y por si fuera poco, con sus flores de colores perfuma el ambiente con ricos olores, dándome alegría, cuando las toco.
Es que también siente, como todo ser vivo, aunque no habla, ni miente. Él siempre está altivo.
Aida Blanca Fernández

martes, 20 de diciembre de 2011

Trastos caseros de antes (II)

En la vieja Santa Cruz
Nunca faltaba el plumero
Que algún excelente obrero,
-Con plumas de avestruz,-

O sea piyo entre nos,
A un mango de palo pegadas,
Fabricaba a las patadas
Canturreando a media voz.

El plumero, en nuestro valle,
Que tan polvoriento era,
Se vendía en las aceras
De la Plaza o de las calles.




El piyo era muy fuerte,
De cuello y zancos largos,
Su aporte le salía amargo
Pues le causaba la muerte.

Mas volvamos al plumero
Que no faltaba en la casa
De gente de buenas trazas
Y de andares silloneros.

Nunca fue muy raro el caso
De que al tunante marido,
Al volver tarde a su nido
Le dieran de plumerazos.

Entonces decían en chanza
que el piyo sacrificado,
con el marido golpeado
se había cobrado venganza.

De las casas, las criadas,
-En las manos el plumero,-
Si casual se oía un bolero,
Con él eran las bailadas.

Es muy cierto, no lo callo,
Pues soy en el fondo sincero,
También se hacían plumeros
Con plumas de viejos gallos.

Y aunque gritaban a coro
Si alguien los agarraba,
Se dice que igual se usaba
Plumero con pluma e loro. (Sigue)

Impotencia

Nunca había llorado por impotencia pero hoy sí… Al ver y sentir la ignorancia de mi tierra, de la que soy y somos parte. Que dolor, que deseos de gritar al viento, sabiendo que nada lo llevará a ser mejor.
Parece ser tarde para unos. Pero qué será para los que son gotas de nosotros.
Quisiera poder ver el sueño de los ángeles. Y soñar con ellos con un hermoso amanecer, donde todos podamos crecer a algo más.
Y ver el sol del futuro en un bello atardecer. Dejaré las lágrimas porque son del cielo.
Aún acá me llenaré de amor para comprender, al que no pudo saber y por eso hizo sufrir sin querer.
Dios me dé paciencia y ternura para acariciar a ese ser.
María Luisa Mulder Roca

lunes, 19 de diciembre de 2011

Una flor

En este tu día
Sin una flor, un día sombrío
Un desierto de tristeza
Este ramo aquí de amor y rosas... Te de un paraíso eterno
Guillermo Suárez Weise

domingo, 18 de diciembre de 2011

A salvo

Pasos lentos.
El cuerpo desgarra la humedad densa, transeúntes por las calles, los coches a toda velocidad, la plazuela poblada de bancas vacías y hojas, y un hombre habla con un árbol.
Qué cosa extraña, el temor estremece la espalda, agiliza los pasos; sólo una cosa en mente: llegar a destino a salvo.
Ruth Ana López Calderón

sábado, 17 de diciembre de 2011

Princesa Flavia Camila

Hace 2 años nos hiciste feliz, Flavia Camila, porque desde ese día, qué dulces pasan las horas junto a ti.
Si vieras como sufro cuando lloras y como tiemblo cuanto tú suspiras.
Porque estando junto a ti, mi pensamiento es luz y felicidad.
Porque tú eres mi vida, la única luz que da consuelo, la estrella de esperanza que convida a no apartarse nunca de tu cielo.
Llegaste a nuestras vidas después de una angustiosa espera, para colmarnos de alegría y felicidad.
Como no amar todo lo que viene de ti, si tú lo iluminas todo, con tus palabras, gestos y picardía.
Adorarte es poco si al verte, recuerdo el rostro de tu mamá cuando tenía tu edad.
Princesita amada agradezco a Dios por tenerte a mi lado.
Tu mamita Susy

viernes, 16 de diciembre de 2011

Te conocí

Cada vez que te pienso, siento ganas de que estés aquí, ¿como pude vivir sin vos?, todavía no puedo olvidar el momento en que te vi.
Siempre te soñé, sin saber que existías de verdad, creí que eras un sueño, un deseo, una hermosa fantasía y ahora que te encontré y te descubrí, mis sentidos se volvieron locos, no sé hacer otra cosa más que quererte, la ilusión se me vino de golpe y en la cita detrás del arbolito, me atreví a besarte.
Antes los días pasaban vacíos sin emoción, hasta que te conocí. Al poco tiempo te sentí, sos todo para mi, por que al besarte yo me perdí. Sos todo lo que soñé, la magia que se transformó en un respiro del alma, la voz que gritaba dentro de mi corazón buscando el amor y que lo encontré en vos...
Carlo Alfredo Céspedes P.

jueves, 15 de diciembre de 2011

¡No me arrepiento!

Muchas veces pude sentir lo que realmente escondías en tu corazón y el miedo me entró de repente, confundida decidí alejarme.
No obstante con el tiempo pude darme cuenta de aquel cariño que me ofrecías, de aquella paciencia y confianza que me brindabas.
Entraste en mi mundo, como un simple amigo nada más, de a poco fuiste ganándote mi confianza y mi cariño.
Aterrada ante los demás y el pasado que nos atropellaba, no podíamos huir de aquellas personas que estuvieron antes en nuestras vidas y que gracias a ellas nos pudimos entender, encariñar, merecer un lugar más allá de nuestra hermosa amistad.
Pasaron los días, las semanas y me confesaste aquel secreto: te enamoraste de mi, no podía creerlo, atemorizada de las consecuencias decidí mantenerlo en secreto, aunque me inventaste un mundo maravilloso, lejos del que dirán, de las mentiras y de los secretos, también me llenaste de dudas y desconfianza.
Al poco tiempo sentí que no eras la persona que creí, me equivoqué, debo admitir con el tiempo decidí cambiarte, apostando demasiado a tu mágico mundo, pintado de ilusiones
Ambos caímos en esta hermosa ilusión, un amor hermoso y único, que nos hizo ser una sola mente, confiando el uno en el otro, nos llenamos de amor y aunque tuve que alejarme de algunas cosas para estar a tu lado, no me arrepiento... Carlo Alfredo Céspedes Pinto.
Fabiana Aguilera

domingo, 11 de diciembre de 2011

Trastos caseros de antes

¿Quién del tacú se acuerda?...
Pues en casa o la vecina,
A un tranco de la cocina,
A la derecha o a la izquierda,

Estaba esa mole de palo,
Mal labrada, peor pulida,
Sin la cual no había comida,
Aunque tal vez de regalo.

Según algunos bocazas
El tacú solía parecer
A un cuerpo de mujer
Ochavada y mala traza,
Y lo peor, ¡no hay derecho!
Sin que excusa alguna valga,
También sin asomo de nalgas
Y desde luego… ¡de pechos!

Curvas sí, el tacú tenía,
Al igual que una cintura
Pero broncas y muy duras,
Ochavadas con porfía.

A la vez las curvaturas,
Tras que se acababa el día
Nadie quererlas decía
En su cama ni a oscuras.
Cual si fuese ser humano
El tan bronco armatoste,
Primo hermano de un poste,
Pues tenía -¡señor!- su mano.

Por “mano e tacú” conocida,
Una y hasta tres muchachas,
Casi siempre buenas fachas,
Efectuaban la molida,

Al mismo tiempo las tres
Sin que las tan duras “manos”
Dieran golparrones vanos
Ni siquiera media vez.

La gente de antes añora
Al viejo tacú y a su mano
Que hacían polvo a los granos
Mejor que las de hoy, licuadoras. (Sigue)

lunes, 5 de diciembre de 2011

De los cachivachis

Vocablo de tiempos viejos
El de cachivachis era,
Sonaba igual en taperas
Como en casas puro espejos.

Mas eso no era todo
Pues gente muy reputada
Respondía harto apurada
Al ser mentado su apodo.

Cachivachi era mueble viejo
Y por curiosa extensión
Se aplicaba al vejancón
Aún con pinta de cortejo.
Mi abuela tenía una poltrona
Muy confortable de veras,
Salía a lucirla a la acera,
Siendo ambas vejanconas.

Un mal tipo hizo jachi
De mi abuela y su poltrona
Al decir de ambas, vejanconas,
Son un par de cachivachis.

Porque lo eran o por farsa
Un buen grupo de varones
Salió a romper corazones
En Carnaval y en comparsa.
Optaron por propio nombre
El de Cachivachis, justo,
Y los aceptaron con gusto
Sin que ninguno se asombre.

Muy poco, es cierto, alegra,
Esa mujer ya madura,
Postiza la dentadura
Que es nada menos, la suegra.

Pero aunque alegre muy poco,
Si le dicen Cachivachi
De un manazo te hace jachi
Y te hace saltar los mocos.

No quiere vivir en vano
El Cachivachi varón
Por eso no pierde ocasión
De a alguien meterle manos.