miércoles, 21 de diciembre de 2011

El árbol

Bajo su sombra me cobijo, como si fuera su hijo y es como si fuera mi hermano. ¡Por que me tiende la mano!
Y por si fuera poco, con sus flores de colores perfuma el ambiente con ricos olores, dándome alegría, cuando las toco.
Es que también siente, como todo ser vivo, aunque no habla, ni miente. Él siempre está altivo.
Aida Blanca Fernández

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