domingo, 29 de abril de 2012

Andanzas (II)

Entre mis raras andanzas,
-lo confieso porque es cierto-
la de encararme con tuertos,
con flacos y los de panza,

era muy corriente cosa
y no para hacer linduras
si no para echarles basura
a ellos y a sus esposas.

Mis andanzas eran tales
Que sus rebotes, temiendo,
Las venía dirigiendo
Siempre casi a animales.

Con ellos me salían baratas,
Lo cual no siempre ocurría
Si se cruzaban un día
Esos bichos de dos patas.

Perros, digamos, y gatos
Entraban mucho en mis chanzas,
Pero fallaban las danzas
Con los de saco y zapatos.

La suerte se me dio negra
Cuando en una temporada,
Para una chanza pesada
Me decidí por las suegras.

Una de ellas, nada tuca,
Me salió una noche al paso
Y me tiró un ladrillazo
Que me alcanzó en la nuca.

Casi me salta los sesos
Y para colmo de males
Perdí pesos y reales
Y se me quebraron dos huesos.

De andanzas no quise saber
Ni un pito en adelante
Y retorné a lo de antes:
La cosa buena aprender.

Mucho no he avanzado,
Lo proclamo y lo confieso,
Pero siento carne y hueso
Y estoy así ¡bien pagado!

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