martes, 31 de julio de 2012

Los Vecinos (V)

Hablaba dizque el inglés
Y aunque nunca le dio uso,
También mascullaba el ruso
Lo mismo que el ‘al revés’.

El al revés era idioma,
-lo llamaba él así-
que lo aprendió por ahí
en serio e igual en broma.

Con las lenguas a la carga
Siempre estaba el personaje
No porque hacía mil viajes
Siguiendo sendas no largas

Pues eran cortos destinos,
Alguna vez en dos días
Hasta viejas pulperías
O a la casa de vecinos.

Viajero de buena ley,
Soy yo, el varón decía
Y rematando añadía
En voz alta un “okey”.

De ser bravo hacía alarde,
Lo mismo que de nobleza
Pero era mala pieza
Pues siempre llegaba tarde

Hasta a serios compromisos
Con la sola explicación:
-Yo no les pido perdón
porque Dios así me hizo-.

Mas lucía ligereza
En ser siempre el primero
En decir “lo que yo quiero
Es bien fría la cerveza”.
Después armaba el embrollo
Moviendo asaz la cabeza
Y exigir con su voz gruesa
Y que esté bien tierno el pollo.

Con los postres hacía líos
Al pedir con voz potente:
-Yo lo quiero más caliente
o lo como sólo frío.

Si uno el brazo torcía
Y de hacer su gusto trataba,
Al menos agopnizaba
Y por poco no moría (sigue)

Mis ilusiones

Por Laura Holmberg de Bracht

Fueron mis ilusiones bandadas de palomas

Que se iban hasta el cielo en peregrinación.

Llevaban en sus picos unas ramas de olivo

Uniendo así los símbolos de paz y de candor.

Engarzado en sus alas, de albura inmaculada,

Como si fuera el agua de alguna bendición,

Traían el rocío de todas las auroras

Y en sus pechos purísimos un gran beso de sol.

¡Así volaban siempre mis palomas gloriosas!

Pero un día. . . se fueron para no volver más. . .

Un viento de borrasca sopló todo ese día.

Hiriéndolas de muerte con su aliento glacial.

A sus nidos deshechos ya no llegaba el sol. . .

¡Y sí me fuí quedando sin ninguna ilusion!

domingo, 29 de julio de 2012

Bajo tu clara sombra


De: Octavio Paz

Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo

un cuerpo como día derramado

y noche devorada;

la luz de unos cabellos

que no apaciguan nunca

la sombra de mi tacto;

una garganta, un vientre que amanece

como el mar que se enciende

cuando toca la frente de la aurora;

unos tobillos, puentes del verano;

unos muslos nocturnos que se hunden

en la música verde de la tarde;

un pecho que se alza

y arrasa las espumas;

un cuello, sólo un cuello,

unas manos tan sólo,

unas palabras lentas que descienden

como arena caída en otra arena....



Esto que se me escapa,

agua y delicia obscura,

mar naciendo o muriendo;

estos labios y dientes,

estos ojos hambrientos,

me desnudan de mí

y su furiosa gracia me levanta

hasta los quietos cielos

donde vibra el instante;

la cima de los besos,

la plenitud del mundo y de sus formas.

sábado, 28 de julio de 2012

POEMA AL PERÚ

De: María Alejandra Horna



Perú abrázame

y cura mi nostalgia

trae a mi memoria

la mezcla de tus rostros

y tu profundo pasado.



Trae a mi memoria

tus olas que se mecen

al compás de una marinera.

Déjame perderme en la coquetería

y el cadereo garboso del cajón.



Llévame al pico más alto

y déjame respirar el aire puro

trae a mi memoria

el rozar de tus manos

que trabajan sobre tu tierra sufrida.



Deja! Quiero que me absorban

tus sabores diversos

y en el misterio de la Pachamama

perderme para siempre.



Envuélveme en tu color rojo y blanco

en tu poncho de lana de alpaca

y en el sentir de su calor humano.



Trae a mi memoria la fuerza de tus ríos

y la sonrisa eterna de tu sol incaico

Perú tu esperanza me conmueve

no me dejes olvidarte.

viernes, 27 de julio de 2012

De los vecinos (IV)

Delante de su casa había
un viejo y sucio farol,
allí vivía el Rey Charol
¡Y quién no lo conocía!

Desde luego lo de Rey
él se lo había apropiado
y lo tenía sin cuidado
estar fuera de la ley.

Hablaba de sus hazañas
el supuesto soberano
para quien eran enanos
o tipejos de mil mañas
Los pobretones vecinos
que ni llegaban a gentes
ni mirándolos con lentes,
negros todos y cochinos.

Bueno pues, el Rey Charol
vestía siempre de verde,
color que nunca se pierde
ni en la sombra ni en el sol.

Rematando el tal atuendo
con un par de alpargatas
que olían a sucias patas
que te hacían salir corriendo.
Se gloriaba de soltero
y decía que de una mujer
que lo quiso someter
se escondió en su ropero.

A títulos y otras artes
nuestro Rey se apegaba
y con audacia afirmaba
ser primo de Bonaparte.

Y tengo además astilla,
alguno lo oyó afirmar,
sin siquiera pestañear,
con los reyes de Castilla.

También solía afirmar
Que en su largo camino,
Aprendió a hablar en chino
y en japonés a cantar. (sigue)

sábado, 21 de julio de 2012

Cautivo por tu amor


De: Guido Molina Velásquez



Extraído del libro: Mis poemas del alma



Cautivadora y deslumbrante eres mi amor

puna como el agua de un gran manantial,

que en una mañana de otoño llegaste,

para entrar en mis sueños más constantes.



Y cada vez que escucho su voz melodiosa,

es como oír el canto de los ruiseñores

al amanecer de esos días primaverales

alegrando mis días, cuando estoy contigo.



Cuando suelo conversar con mi soledad,

suspirando… imagino cuán dulce es amar

y ser amado; cuando existe sinceridad

aún cuando la naturaleza se oponga.



Cuando pretendo arrancarte de mi corazón

te amo más… y no entiendo la razón

de tu inmenso silencio a mi exclamación

¡será que no podré nunca anhelar tu amor!



Cuando tus ojos serenos me ven; iluminan mi ser

que son los rayos del sol al amanecer

y cuando alguna vez estrecho tu mano

siento tu gran ternura que me desconcierta más.



Mas te aseguro que mis ojos y mi corazón,

son sinceros más no se arrepienten de amarte;

pues solo una vez se ama sinceramente;

pero… creo haber llegado tarde a ti.

Nuestro primer beso


De: Guido Molina

Extraído del libro: Mis poemas del alma



Cómo olvidar aquel atardecer

cuando mis ojos se confundieron

y se perdieron en tu mirar,

fue un momento tan hermoso,

momentos que no logro olvidar.



Cada noche antes de dormir,

recuerdo aquel beso lleno de ternura,

donde sentí tu fragancia, tan inconfundible,

que a pesar del tiempo y la distancia,

siento junto a mí antes de dormir.



A momentos creí haber soñado

pero cuando a la distancia siento tu voz,

es como volver, vivir aquel encuentro,

tan hermoso,… tan incomparable.



Por eso ¡amor! De verdad quisiera

atravesar esta barrera que nos separa,

para amarnos en libertad,

ya que mi corazón aún está cautivo.



Deseo, aún el crepúsculo de mi vida,

verte a mi lado antes de dormir,

y sentir tu fragancia al despertar,

para luego no volvernos a separar…



Hay momentos que no puedo respirar,

pero cuando pienso en ti amor,

y al recordar aquel primer beso,

vuelvo a sentir las ganas de vivir,

y suspirando vuelvo a respirar.



¡Oh amor! Ven ya pronto a mí,

para construir el puente del amor,

¡de nuestro amor! Y así amarnos siempre,

y ya verás que nadie lo destruirá;

porque nuestro amor es inmenso,

¡tan inmenso! Como el mar azul.

domingo, 15 de julio de 2012

De los vecinos (III)

Puerta a la calle y ventana
Tenía la casa vieja
De una curiosa pareja
De ardiente sangre gitana.

Él era un hombre fuerte,
En especial sus sobacos,
Ella, ni usando tacos,
Cambiaba, infeliz, de suerte,

Pues según la vecindad,
Asomada a sus puertas,
Afirmaba ¡ya está muerta,
Pero muerta de verdad!...

La pareja de gitanos,
Según decía la gente,
No necesita de lentes
Para leerte las manos.

Sin embargo una beata,
A su rosario prendida,
Objetó ¡ni en la otra vida
Me lee a mi ni mis patas!...

Decía poseer fortuna
En efectivo y saneada
Y a la vez tener comprada
Una parcela en la luna.

El vecindario, en suma,
Era igual a cualquier otro
Con tipos que parecían potros
por beber trago en tutuma.

Mostraba la dueña el letrero
De una michi pulpería
En que clarito advertía
“Entre aquí… mas con dinero”.

Y picaba como ají
Esta orden asaz severa:
“Las trampas se hacen fuera
pero jamás será aquí…”

De ayer a hoy lopopeo
Ese barrio de mi infancia
Y digo sin arrogancia:
Era lindo… ¡nunca feo!...

sábado, 14 de julio de 2012

SONETO AL ILLIMANI


De: Francisco Viladegut L.



Illimani… manojo de jazmines,

y perla en el joyel azul del cielo,

¿qué artífices y extraños paladines

Forjaron tu hermosura en su albo anhelo?



Atalaya de luz en los confines;

tu ilusión llega a mi alma en raudo vuelo.

Eres flor de mis célicos jardines,

fervor de paz en mi constante duelo.



Símbolo de pureza es tu blancura

que al declinar el sol se transfigura

en rara pedrería y en rocío.



Deja que pulse el instrumento mago

que en tu lira de amor con que me embriagó:

rumor de lirios del ensueño mío.

LA PAZ

Del libro "Alma Nuestra"



Ciudad de esfuerzo y promesa,

pueblo andino hecho ciudad,

en nido de cóndores

Y regazo de montañas…



Ciudad con río que lleva oro

y cumbres que reflejan nieves:

ciudad señora, de "La Paz"

y obrera del progreso.



Alonso de Mendoza te dio vida:

Murillo con voz de profeta

prendió la Tea de Libertad:

los protomártires con su sangre,

abonan tu historia…



Ciudad que devora montañas

con ansia de expansión.

El altiplano te abraza

con brazos de viento,

y los Yungas te alientan

con besos de calor.

martes, 10 de julio de 2012

A mi hijo

Poemas de Miguel Hernández
Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,

abiertos ante el cielo como dos golondrinas:

su color coronado de junios, ya es rocío

alejándose a ciertas regiones matutinas.

Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro,

como bajo la tierra, lluvioso, despoblado,

con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,

como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas,

al fuego arrebatadas de tus ojos solares:

precipitado octubre contra nuestras ventanas,

diste paso al otoño y anocheció los mares.

Te ha devorado el sol, rival único y hondo

y la remota sombra que te lanzó encendido;

te empuja luz abajo llevándote hasta el fondo,

tragándote; y es como si no hubieras nacido.

Diez meses en la luz, redondeando el cielo,

sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.

Sin pasar por el día se marchitó tu pelo;

atardeció tu carne con el alba en un lado.

El pájaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,

carne naciente al alba y al júbilo precisa;

niño que sólo supo reír, tan largamente,

que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

Ausente, ausente, ausente como la golondrina,

ave estival que esquiva vivir al pie del hielo:

golondrina que a poco de abrir la pluma fina,

naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,

de llegar al más leve signo de la fiereza.

Vida como una hoja de labios incipientes,

hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

Los consejos del mar de nada te han valido...

Vengo de dar a un tierno sol una puñalada,

de enterrar un pedazo de pan en el olvido,

de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

Verde, rojo, moreno: verde, azul y dorado;

los latentes colores de la vida, los huertos,

el centro de las flores a tus pies destinado,

de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

Mujer arrinconada: mira que ya es de día.

(¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)

Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,

la noche continúa cayendo desolada.

sábado, 7 de julio de 2012

De los vecinos (II)

De la calle, a ambos lados,
-al decirlo no lo dudo-
vivían desde clinudos
hasta eminentes pelados.

Y esta conclusión hoy saco
tras pensarlo brevemente:
por cada ciento decentes
había veinte chupacos

que al gritar su “¡salud seco!”
y tragarse un sorbo enorme
se daban por muy conformes
y salían andando chuecos,
o galanteando peladas
principiantes o bien duchas,
duras estas, como suchas,
las otras mal entrenadas.

Había en el barrio de todo,
buenos y malos vecinos,
incluyendo flacos chinos
que cargaban sus apodos.

Por ejemplo había un ‘Fideo’
como aguja, flaco, flaco,
que en calor usaba el saco
sin sudar jamás, yo creo.

Y aunque de gran corazón
vivió allí en un cuarto
y parecía estar de parto
un gringo muy gordiflón.

Vivió en el barrio un cura
que decía a los cuatro vientos:
“Yo voy a morir muy contento
con cerveza fresca y pura…”.

Y en el prieto vecindario
igual también ocupó
hasta que ganas le dio
el dueño de un chirle diario.

viernes, 6 de julio de 2012

Ella y él

Ella nació hace 20 años,
él un año antes que ella.
Ella estaba enamorada
del modelaje,
Él era fanático del fútbol.
Ella soñaba modelar por las
mejores pasarelas de París,
Él, jugar en el estadio más
grande del mundo.
Ella se preocupaba
más que nada,
de estar a la moda
con la moda,
Él practicaba
día a día jugadas, a mejorar
su dominio de balón.
Quién diría
que un día coincidirían
al momento de educarse.
Bajo el techo
de un humilde colegio
se cruzaron sus miradas
y se dijeron hola
por primera vez.
Mientras Batistuta
era figura en Italia,
y en Europa se elegía
a la miss universo,
una amistad
y sus ilusiones se acercaban
para que meses más tarde,
sus labios se junten
y sus corazones digan amor.
Pero llegó un día
muy triste…

Ella subió muchos kilos
que la alejaron
de las pasarelas.
Él tuvo una lesión
en la rodilla,
que lo separó
de las canchas.
Ella probaba miles de dietas
y él trataba de recuperarse
y tocar un balón otra vez.
Y cuando ya todo
parecía perdido,
se dieron cuenta
que se tenían el uno al otro.
Y en medio de ellos
un amor
que lo vencía todo.
Algunos años más tarde…
ella modela para él,
sin importar sus kilos.
Él es goleador en el
campeonato del barrio.
De ese amor,
nacieron dos frutos
que sueñan igual que ellos
alguna vez lo hicieron.
J. García

jueves, 5 de julio de 2012

Con mucho cariño

Con mucho cariño
Arianita no necesito
adornarte con palabras,
para expresarte
con el corazón
lo que significas para mí.
Cómo ha pasado
rápido el tiempo,
ahora ya cumples 15 años.
Te veo de pies a cabeza
y eres toda una señorita
aunque para mí seguirás
siendo mi chiquitita.
En tu cumpleaños
quiero que sepas
que estoy orgullosa
de ser tu mamá.
Hijita, no tengo
duda alguna de que eres
un ser humano
excepcional.
Cómo pagarle a Dios
y a la vida,
la inmensa felicidad
de tenerte a mi lado.
Gracias Arianita por tener
un corazón de oro.
Tu mamá María Luisa

miércoles, 4 de julio de 2012

Déjame

Déjame estar en ti y sentir
el perfume de flores
de tabaco en tu pecho.
Deja que tu respirar
se una con el mío,
y juntos conozcamos
el cielo del amor.
Eres el dulce refugio
donde quiero estar,
tus brazos fuertes
me hacen olvidar
la maldad del mundo.
Déjame que te cante
la canción más bella,
que las musas han cantado.
Déjame ser
la inspiración de tus versos,
el motivo de tus días
y el calor de tus inviernos
Déjame,
simplemente déjame.
Getsémani

De los vecinos



El tema de que hoy se trata
ya no es el mismo de antes
en que el yesca y el boyante
o sea el pobre o el con plata

Rayaban a igual altura
en siendo de misma tanda,
aunque uno en cama blanda
y el otro en cama dura

Pasaran en noches largas
sus vidurrias hogareñas,
toditos con buenas señas
aunque dulces o amargas.
a partir desde la Plaza
El concepto vecindad
implicaba, de verdad,
igualdad hasta de traza.

Fue un vecino reprobado
el que después de la siesta
dijo “es mucho lo que cuesta
ser cual todos, ¡ochavado!...”

De todo, señores, de todo,
había en el vecindario,
desde pobre a millonario
y las calles puro lodo
De una a la otra esquina,
para dar sólo un ejemplo,
se iba al mismo templo
y hasta a comer gelatina.

El título de compadre,
era casi obligatorio,
como no perder velorios
o tener perro que ladre.

O un loro en una estaca
o tener en un cuartucho,
-en los labios siempre un pucho-
una tía vieja y flaca.

A la cual, nunca jamás
le faltó un dolorcillo.
ni unos viejos calzoncillos
y muy frío el guaraná. (sigue)

martes, 3 de julio de 2012

Viejas cartas del amor

Hector Pedro Blomberg

No he podido quemarlas. . . Me hablaban todavía

Sus páginas marchitas, de tu muerta pasión,

El sueño de una noche, las lágrimas de un día,

Y el eco moribundo de la última canción.

¡Tus cartas! En el tiempo que nunca volvería

Hicieron, todas ellas, temblar mi corazón. . .

Después vino el silencio, la ausencia, la agonía,

Y el tiempo trajo el bálsamo de la consolación.

Dormía en ellas nuestro romance ya olvidado,

La luz de los veinte años, el fuego del pasado,

La gloria de la vida, la juventud en flor.

Anoche las contaba con mano indiferente;

Sobre una de ellas, la última, cayó mi llanto ardiente. . .

Y no pude quemarlas, las cartas de tu amor.

Madrugada

Juana de Ibarbourou

De la muerte pequeña de cada noche

Nacen puras las cosas, oh madrugada,

Por tus colores claros y por tu viento ágil

Que dispersas el embrujo de la Vía Láctea.

Contigo todo tiene aire de nacimiento,

Hasta el fuego y la tierra, hasta el polvo y el mar,

Son como recién hechos en el prodigio alegre

De tu claridad.

Bajo tu signo no se sueña, madrugada.

Espolea el deseo de moverse y cantar,

De seguir un camino con la boca encendida

Por una copla rítmica o un tarareo fugaz

E internarse de nuevo en la esperanza

Con las pupilas llenas de calidez solar.

¡Dar la espalda a la tarde, y a la noche,

Y nunca más volver a soñar!

domingo, 1 de julio de 2012

A UN RETRATO

De: Juan de Tassis

Conde de Villamedia



Ofensas son, señora, las que veo,

hechas a vuestras grandes perfecciones,

porque donde acredita sus pasiones

sólo amor las escribe y yo las leo.



Vencido queda el arte del deseo,

los imposibles dando por razones,

y en esta fe tan libre de opiniones

fundo lo que de vos no alcanzo y creo.



Si en lo menos se pierde más el tino,

en lo más, ¿qué será de aquel traslado

que procura sacar el arte en vano?



Sólo yo tengo aquel tan peregrino

en que el original no está agraviado,

hecho en mi corazón por vuestra mano.

Apegado a mí



De: Gabriela Mistral



Velloncito de mi carne,

que en mi entraña yo tejí,

velloncito friolento,

¡duérmete apegado a mí!



La perdiz duerme en el trébol

escuchándole latir:

no te turben mis alientos,

¡duérmete apegado a mí!



Hierbecita temblorosa

asombrada de vivir,

no te sueltes de mi pecho:

¡duérmete apegado a mí!



Yo que todo lo he perdido

ahora tiemblo de dormir.

No resbales de mi brazo:

¡duérmete apegado a mí!