miércoles, 1 de agosto de 2012

Los últimos versos a la hija de una tabernera

Por Luis Cané

Lo que has hecho con mi amor

no tiene perdón del cielo;

ya sólo morir anhelo

para calmar mi dolor.

Mi corazón dolorido

que al palpitar se debate

no vive por lo que late

sino por lo que ha latido.

Me has hecho tan desdichado,

renunciando a mi destino,

que en tu ausencia el mejor vino

me parece vino aguado.

Ya mi sed desengañada

no admite más que refresco;

tan flaco estoy que parezco

vivir de salud prestada.

Que mientras tu resplandeces

junto a un marido burgués,

los treinta días del mes

son para mí treinta treces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario