martes, 29 de enero de 2013

Venganza

¡Qué linda chiquilla era,
con su cabello enrulado
de un rubio de sol dorado,
de espigas en primavera.

Un par de soles sus ojos.
de inquietantes miradas,
con la nariz respingada,
de grana sus labios rojos

Recuerdo que se reía,
-fino arpegio de cristal-
Y que en su risa, mi mal,
Se iba y no volvía.

Del barrio, los gorriones
Vivíamos alelados
Sintiendo descontrolados
Tronar nuestros corazones.

Horas que eran minutos
Aguardábamos su paso
Entre vientos y solazos;
Y dolía como el luto,

Dejaba un sabor amargo
Cuando ni una risa suelta
Nos dedicaba a su vuelta
Y se pasaba de largo.

Pienso que fue sin querer
Que ella se adelantó
El día en que amaneció
Convertida en mujer.

Por la calle bien temprano
La vi pasar de reojo
Relampagueante los ojos,
Con un gringo, de la mano.

En sentirme traicionado
No demoré ni un minuto,
Mi amor puro, impoluto
Fue guiñapo ensangrentado.

-¡Me vengaré!, decidí,
Y en la pared de su casa
Con mi letra grande y crasa,
“¡Gringos go home!” escribí.

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