martes, 2 de abril de 2013

Sobre una rosa blanca

En un barro pintado hay una rosa

Que ni perfume ni fulgor exalta;

Se la despierta de su encantamiento

Con decir sólo: es una rosa blanca. . .

Una armonía fluye de sus pétalos

Más suave que el poder de mis palabras;

Tal como un cuadro de Chardin parece

Que ordena el mundo y al sentido habla.

Yo he aprendido a mirarla con mi espíritu

Y a respirar su aliento con el alma;

De vida eterna, de quietud secreta

La rosa blanca ya impregnó mi cámara. . .

Fuera vano encerrar en un poema

Toda su gracia y su belleza intactas.

Si viene un dios a requerirme un sueño

Yo le diré: toma esta rosa blanca. . .

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