martes, 14 de mayo de 2013

Dicha que se fue

Por Edmundo Montagne

De dónde me llegas, recuerdo;

de dónde y a qué?

Sus horas, mis horas

rodaron a un tiempo y el tiempo se fue.

En playa profundas

supimos gustar el amor.

Hoy llegan las olas y cantan y mueren

y aquéllas, oh vida no son.

Cantaban entonces muriendo de dicha.

La dicha era nuestra, las olas jamás.

El ir de la vida las cambia rodando. . .

Rodando en lo eterno del mar.

¿De dónde me llega el recuerdo?

¡Oh, tu lo alimentas, mujer!

Escuchas acaso marinos rumores

y piensas: amor, amor es.

Amor de otras vidas, placer de otras almas. . .

Es eso tan sólo. Mas tu, como yo,

escuchas el eco

que el corazón,

y sólo un momento, tan sólo un momento

un lento sollozo despierta al amor.

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