domingo, 19 de mayo de 2013

Puse fuego a los pies del demonio que me cerraba el paso

Jesús Urzagasti
Puse fuego a los pies del demonio

que me cerraba el paso.

Los cañaverales se curvan

ante la carrera del viento enfurecido

así se movilizan mis recuerdos

y buscan tus senos desnudos en la lluvia

pero ya mi cuerpo está en aquella tumba

que forjaste con el aroma sacro

sólo el fuego me mantiene de pie

y me convierte en el guardián eterno.

Maldito para siempre desde el comienzo

hasta el fin para verte nacer

y nunca jamás morir belleza

que caminas cautivada por la juventud.

Hoy sueño bajo un árbol furioso

por mi presencia hoy te sueño

me dejo llevar por selvas

y ríos mi curiosa sangre descubre paisajes

donde me extraviaré definitivamente

sin poder seducir a la muerte.

Es tu cuerpo el que ahora viene

de los remotos orígenes con su aroma

me hundo en tu cuerpo

encuentro el misterio y pierdo la memoria.

[Si el hacha es peligrosa para el árbol]



Si el hacha es peligrosa para el árbol

no lo es para el pájaro viajero

Ambos merecen respeto.

¿Por qué habría de salvarse el que vuela

y no el que está en la Tierra prisionero?

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