lunes, 17 de junio de 2013

¿De qué estará hecha la luna?

Yolanda Bedregal

La luna

está amasada

con leche y harina,

un poco de azúcar

y pizca de sal

y un huevo

sin romper.

Como no hay horno

tan grande

en que se pueda cocer,

la luna se queda cruda.



¡Eso no es verdad!



La luna

no es de leche

ni de harina

ni de azúcar

ni de sal

ni de huevo,

ni de nada.



La luna es de luna

y es luna la luna.



Baladita de la araña fea



La joven araña

díjole esta queja

a su madre un día:

Por qué soy tan fea,

dime, madrecita.

Hilando la rueca,

tú pareces de oro

sobre fina seda.

Mi padre es moreno,

más si te contempla,

lo cubre la gracia

que el nardo quisiera.

Yo, madre, tan flaca,

tan peluda y negra;

jamás un piropo

me dijo una abeja.

Cuando las guitarras

de los grillos suenan,

es la serenata

bajo de otra reja

La araña ese día,

sin mostrar tristeza,

preguntó al esposo

si la hija era fea.

¡Cómo dices eso!

¡Es como una perla

suave y transparente

la dulce pequeña!

Durmió aquella noche

la madre serena;

al día siguiente

se fue por las huertas

a recoger todas

las plateadas telas

que en vida afanosa

de araña tejiera.

Y cuando el ovillo,

más grande que ella,

era como el símbolo

de su vida austera,

hizo con los hilos

una bata fúlgida

con vuelos y encajes

fingiendo la espuma.

La joven araña

con su nueva túnica

era una movible

gotita de luna.

Y llegó el domingo.

A misa de fiesta

se fueron los padres

y la araña nuestra.

Todos los insectos,

al verla tan bella,

en musical ronda

se fueron siguiéndola.

Pero esta mañana...

¿por qué oculta pena?

flotaba en el agua

la arañita muerta.

Tal vez el estanque

que un cielo le ofrenda,

la tentó a entregarle

su fugaz belleza.

Flota el cuerpecito

de la araña fea

con vaga ternura

de apagada estrella.

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