domingo, 2 de junio de 2013

Mi tapera

Gustavo Adolfo Baca

Había dos limoneros
Florecidos de azahares
Que eran cual dos altares
De mi patio, prisioneros.

Entre las ramas umbrosas
De aquellos dos limoneros
Hacían casa los horneros
Con vista a las mariposas.

La sala, ¡qué grande era!,
Alto y blanco el cieloraso,
Allí vivieron su ocaso
Los duendes de mi tapera.

Los duendes, de urgencia presos,
Metieron muchos ruídos
Al huir despavoridos
Del tan perverso progreso.

Agua fresca y cristalina,
Con fragancia a primavera
Podía beber cualquiera
De dos barrigonas tinas

Por las sombras protegidas;
Tinas que una alfarera,
Con manos de hechicera,
Concibió y les dio vida.

Como la vida, torcidos,
Los horcones espectrales
Que llené de iniciales
De algunos amores idos.


Vi que una araña tejía,
Con nervios de damisela,
Su tenue intrincada tela
En que el sol se prendía.

Desparejo el corredor,
Cargué por allí mis penas
Anudadas en cadenas
Y hondas como el dolor.

Pero era mi tapera
Y era mis limoneros,
Y en la memoria los quiero
Desde siempre hasta que muera

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