sábado, 14 de mayo de 2016

Esclavitud

De: Luciana Jáuregui J.

Me aprisionan las cadenas

están bañando lentamente mi cuerpo de agonía

y alumbran como dioses un infierno cada una.



Pero existe la oscuridad eterna

que oculta los ojos brillantes del demonio

y lo maldigo eternamente

conmovida por la sangre derramada.

Se ennoblece mi alma a

lo lejos

como si supiera que ha matado al mal

que con puñales de venganza

mata el cuerpo ya muerto

de quien lo ha herido.



Malditas noches eternas de lágrimas

que mojaron el desierto

por todos los muertos que lloraron

buscando esperanzados un secreto.



Quedan huellas en la piel

queda la misma luna que vio el sufrimiento

quedan las cadenas que marcan el recuerdo

y en los muros aún queda el eco de un lamento.

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