martes, 22 de noviembre de 2016

La gota de agua

José Sebastián Tallon



Salió del mar y se encontró en la nube.

Después, la nube se alejó en el viento.

Y por fin al llover, la gota de agua

se encontró en la raíz de un duraznero.

Otras gotas quedaron en las ramas,

y al verse tan brillantes y arriba, se rieron

de la pobre gotita que en la tierra,

tan abajo y oscura, se había muerto.

Pero cuando en el árbol no quedaba

de las gotas brillantes ni el recuerdo,

la gota muerta no era muerta. Era

jugo en el jugo de un durazno nuevo.

Danza festival

Oscar Cerruto (1912 – 1981)
Vamos a mirar el lago,

vamos a mirar.

Vamos a mirar la nieve,

vamos a mirar las garzas.

Vamos a mirar

el totoral.

Hacia el lúcido país

de su mocedad va el agua

en cristalina piragua

empavesada de anís.

¿Por qué no vienes, laurel?

¿Por qué no trébol, espuma,

tu también, sonora pluma,

silbo de ebriedad y miel?

El aire pulsa feliz

su lira, se balancea

la nube en lo alto, flamea

protocolar el maíz.

Sobre la arena lustral

¿Te detendrás, cierzo andino,

a aspirar el rubio vino

que derrama el sol rural?

Penas despeina la luz,

despeina que te despeina

la cabellera de reina

con un peine de orozuz.

Y siendo abril, de perfil

por pudor, la margarita

concede al fin una cita

al porfiado toronjil.

¿No es un anuncio nupcial?

Pues que bailen, por principio,

las rosas del municipio

y el gladiolo festival.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Amada Orureña

Quizás sin métrica,

tal vez sin rima,

pero con mucho sentido

y sentimiento no mentido,

musitándote al oído,

reclamo por tu olvido.



Te fuiste y no me extraña,

que aún no llegue el mañana,

que enamorados e inocentes,

soñamos aún adolecentes,

y aunque por toda respuesta,

por lo dicho te muestras molesta,



Para mí…sigues siendo ¡Orureña!

La mujer dulce, leal y buena,

con el que todo hombre sueña,

de su destino y hacienda,

hacerla…la sabia dueña.

martes, 15 de noviembre de 2016

Tiembla la tierra

Lidia Terrazas

Tiembla y ruge la tierra,

fragorosa toma distancia,

las calles vomitan piedras y techos.

Multitud de cadáveres ruedan,

desnudos, con ojos desorbitados. . .

Vivos se entierran los humanos.

Calles extensas, convertidas en necrópolis.

Hay angustia. . . dolor y gritos,

humareda satánica, azota el campanario.

Enloquecido terremoto, trágico, siniestro, espantoso

se oyen los sollozos prolongados, con ojos en la tierra

gritos prendidos en paredes derrumbadas,

calles anochecidas, gente que quiere huir,

gente que pierde el sentido,

cuando la muerte extiende sus brazos,

prendidos en el callejón embravecido,

en el vértigo del delirio y la fiebre.

No hay camino, no hay sendero,

sólo abismo, boca abierta en las calles,

tierra en aciago y funesto temblor,

la humanidad vive en condena,

sin cielo, sin suelo ni luna.

Vuelan las máquinas lúgubres. . .

Vuelven fúnebres.

El candil de la vida, está apagado,

tormenta de lágrimas, sangre sobre la arena

traga voraz la tierra. . .

Ruge el temblor, en noches de espanto,

danza la tierra en cruel azote.

Todo es funesto, catastrófico y muerte.

¡Piedad. . . Dios mío. . . piedad!

De ANTOLOGÍA - Confederación Perú -Boliviana de Poetas y Escritores.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Si mis ojos

Si pudiera ver el cielo

cuando amanece

que acaricia lento

cada madrugada.



Si pudiera ver la noche y las

estrellas

admiraría el brillo

y destello de cada una de ellas.



Si pudiera ver la luna aparecer en el ocaso

balancearse acurrucada entre mis brazos

que en el sonido del viento

susurra una canción de cuna

a quien brilla radiante

escondida en el cielo.

Dormitando, la luna,

con cada sueño

si pudiera ver el pasto verde

que baila al sonido de cantares del viento

las rosas que besan

el aire fresco

que las roza acariciándolas

lento.



Si pudiera ver las aves

buscando aventura

surcando mares

conquistando libertad,

abriendo sus alas

sobre la cima de luz

en viajes eternos

de bondad pura.

Si pudiera ver las nubes

paseando sobre el cielo

cuando baña con gotas de poesía

enriqueciendo las almas de

inspiración

que con frases suaves endulza

la vida,

no veo lo encantador del mundo

anhelo ver el universo

admirar la noche y

la madrugada.



Me imagino horizontes y ocasos

quizás alguna vez el cielo

me conceda

me quite para siempre esta pena

y estas…pesadillas

que lo menos entre sueños veo

martes, 1 de noviembre de 2016

No sé si es llanto o agua

En el hondo de la pena antigua

navega un recuerdo que duele,

que remoja sus ideas en leche agria

destilando el amargor de la condena.

Es aún un espejo resquebrajado

que deforma la imagen tenue

dejando que el llanto parezca sonrisa,

que el amor sea tan solo una quimera.

No quiero reflejarme en tal engaño

donde la esperanza es nube gris

que anuncia la tormenta,

que gime de gota en gota,

que ahoga mi llanto en tu pecho.

Y lloverán los ríos,

llorarán los mares;

y mi alma varada

se hundirá en la arena.

La llovizna me azota el rostro

y no sé si es llanto o agua.

Es el infortunio de la sal

que me execra lento.



¡Ay, malhaya el recuerdo atroz!

Estaba tranquilo hilando en la vida

cuando el cuervo rompió el vidrio

de la puerta que ya había olvidado,

de la puerta que había asesinado

a lo cruel de mi pasado.

Lo que yo quiero

Almafuerte
I

Quiero ser las dos niñas de tus ojos,

las metálicas cuerdas de tu voz

el rubor de tu sien cuando meditas

y el origen tenaz de tu rubor.

Quiero ser esas manos invisibles

que manejan por sí a la Creación

y formar con tus sueños y los míos

otro mundo mejor para los dos.

Eres tú Providencia de mi vida,

mi sostén, mi refugio, mi caudal;

cual si fueras mi madre yo te amo. . .

¡y todavía más!

II

Tengo celos del sol porque te besa

con sus labios de luz y de color. . .

¡del jazmín tropical y del jilguero

que decoran y alegran tu balcón!

Mando yo que ni el aire te sonría:

ni los astros, ni el ave, ni la flor,

ni la Fe, ni el Amor, ni la Esperanza,

ni ninguno, ni nada más que yo.

Eres tú Soberana de mis noches,

mi constante, perpetuo cavilar:

ambiciono tu amor como la Gloria. . .

¡y todavía más!

III

Yo no quiero que alguno te consuele

si me mata la fuerza de tu amor. . .

¡Si me matan los besos insaciables,

fervorosos, ardientes que te doy!

Quiero yo que te invadan las tinieblas

cuando ya para mí no salga el sol.

Quiero yo que defiendas mis despojos

del más breve ritual profanador.

Quiero yo que me llames y conjures

sobre labios y frente y corazón.

Quiero yo que sucumban y enloquezcas. . .

¡loca, sí, muerta, sí, te quiero yo!

Mi querida, mi bien, mi Soberana,

mi refugio, mi sueño, mi caudal,

mi laurel, mi ambición, mi santa madre. . .

¡y todavía más!