martes, 18 de abril de 2017

Elogio de la lengua castellana

Juana de Ibarbourou

¡Oh, lengua de los cantares!

¡Oh, lengua del Romancero!

Te hablo Teresa, la mística;

te habló el hombre que yo quiero.

En ti he arrullado a mi hijo,

e hice mis cartas de novia;

y en ti canta el pueblo mío,

el amor, la fe, el hastío,

el desengaño que agobia.

¡Lengua en que reza mi madre,

y en la que dije: “¡Te quiero!”,

una noche americana,

millonaria de luceros. . . !

¡La más rica, la más bella,

la altanera, la bizarra,

la que acompañó mejor

las quejas de la guitarra!

¡Lengua del manco glorioso,

y de Mariano de Larra!

¡Lengua castellana mía!

¡Lengua de miel, en el canto;

de viento recio, en la ofensa;

de brisa suave, en el llanto. . .!

¡La de los gritos de guerra,

más osados y más grandes;

la que es cantar en España,

y vidalita en los Andes!

¡Lengua de toda mi raza!

¡Habla de plata y cristal,

ardiente como una llama,

viva cual un manantial. . .!

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